Medications 1851178 1920

Ketamina clínica vs ketamina “de la calle”: similitudes, diferencias y riesgos

La idea central: los beneficios y la seguridad dependen tanto del contexto como de la dosis y la frecuencia. La gran mayoría de complicaciones graves descritas en medios se observan en consumo frecuente, en altas dosis y con patrón adictivo, no en protocolos clínicos supervisados.

Qué es la ketamina, en una línea

Es un medicamento con efectos anestésicos y analgésicos que, a dosis subanestésicas y bajo control médico, puede aliviar de forma rápida síntomas depresivos y ansiosos. Fuera del contexto clínico, se usa por sus efectos de disociación y distorsión perceptiva, lo que conlleva riesgos cuando se combinan dosis altas, frecuencia elevada, mezclas y sustancias adulterantes.

Dos contextos muy distintos

En clínica

  • Indicaciones: depresión resistente, ideación suicida aguda, dolor, y en algunos centros TEPT, siempre tras evaluación psiquiátrica completa.
  • Producto: medicamento farmacéutico con pureza conocida.
  • Dosis y vía: calculadas por peso y condición médica; vías IV, IM o esketamina intranasal autorizada en varios países.
  • Entorno: centro sanitario con monitorización de presión arterial, pulso y estado mental, personal entrenado y criterios de interrupción.
  • Plan: protocolo de inducción limitado (por ejemplo, 6 sesiones) y luego decisión informada de mantenimiento, espaciamiento o suspensión, más psicoterapia y seguimiento.
  • Objetivo: mejorar salud mental, funcionalidad y calidad de vida, minimizando riesgos.

En consumo recreacional (ilegal)

  • Disponibilidad: polvo o líquido de origen incierto, con riesgo de adulteración.
  • Dosis: variables y no estandarizadas; a menudo más altas que las clínicas, y repetidas en poco tiempo.
  • Entorno: sin monitorización, con factores que aumentan el riesgo (mezclas con alcohol/benzodiacepinas, deshidratación, falta de sueño, calor, conducción o actividades de riesgo).
  • Patrón: en usuarios con uso frecuente pueden aparecer tolerancia, escalada de dosis y pérdida de control.
  • Objetivo: efecto psicoactivo inmediato, no tratamiento.

Comparación punto por punto

  1. Pureza y control de calidad
    • Clínica: trazabilidad y dosis exactas.
    • Calle: posible contaminación con otras drogas o impurezas; nadie garantiza concentración real.
  2. Dosis, frecuencia y acumulación de riesgo
    • Clínica: dosis medicadas, número de sesiones limitado y con reevaluaciones.
    • Recreacional: dosis altas o repetidas el mismo día o semana, lo que aumenta efectos adversos.
  3. Seguridad y monitorización
    • Clínica: signos vitales vigilados, manejo de náuseas, ansiedad o alzas de presión.
    • Recreacional: si aparece un evento adverso (vómitos, desmayo, confusión grave), no siempre hay ayuda rápida.
  4. Efectos sobre salud mental
    • Clínica: ventana de plasticidad aprovechada con psicoterapia y cambios conductuales.
    • Recreacional: los cambios de ánimo suelen ser breves; con uso frecuente pueden empeorar ansiedad, ánimo y memoria entre consumos.
  5. Legalidad y consecuencias
    • Clínica: uso sanitario regulado.
    • Recreacional: compra y tenencia ilegales, con riesgos legales y sociales añadidos.

Efectos esperables a corto plazo

  • Comunes y transitorios: mareo, visión borrosa, sensación de “desconexión”, náuseas, elevación pasajera de la presión arterial y del pulso.
  • Más probables fuera de clínica o con dosis altas: confusión marcada, pérdida de equilibrio, vómitos con riesgo de aspiración, agitación, ataques de pánico, desmayos, accidentes y conductas de riesgo.
  • Interacciones peligrosas: alcohol y benzodiacepinas potencian la sedación y la depresión respiratoria; estimulantes aumentan taquicardia e hipertensión. Especial riesgo la mezcla con opiáceos potentes, como fentanilo, que producen paro respiratorio y muerte.

Riesgos con uso repetido y en dosis altas

Estas complicaciones se describen principalmente en personas con consumo frecuente y patrón adictivo:

  • Cistitis por ketamina: urgencia y dolor al orinar, aumento de frecuencia, sangre en la orina e infecciones; con uso crónico puede dañar la vejiga y los riñones.
  • Problemas cognitivos: dificultades de atención y memoria que pueden persistir mientras continúa el consumo.
  • Ánimo y ansiedad: ciclos de alivio corto seguidos de recaída, empeoramiento de síntomas entre consumos.
  • Tolerancia y craving: necesidad de mayores dosis para el mismo efecto, pérdida de control.
  • Daño hepático o elevación de enzimas en algunos casos de exposición prolongada.
  • Riesgo de adulterantes: presencia de otras sustancias potentes puede aumentar sobredosis y eventos graves.

Por qué en clínica se habla de un ciclo “limitado” y de reevaluación

  • Un ciclo inicial acotado permite medir con escalas de síntomas si hay beneficio real y, en caso afirmativo, reducir la frecuencia al mínimo necesario.
  • Si no hay mejoría tras varias sesiones, se replantea el plan para evitar exposición innecesaria.
  • La psicoterapia y los cambios de hábitos son parte del tratamiento: buscan transformar el alivio rápido en mejoría sostenida, con menos necesidad de sesiones.

Señales de alarma que requieren atención médica

  • Dolor torácico, desmayo, dificultad para respirar o vómitos persistentes.
  • Confusión severa, desorientación que no cede, alucinaciones angustiantes.
  • Dolor intenso al orinar, sangre en la orina o incapacidad para orinar.
  • Ideas suicidas o cambios bruscos de conducta.

Si aparecen, acudir a urgencias o consultar de inmediato.

Si usted o un familiar consume ketamina fuera del ámbito médico

  • Busque ayuda profesional sin esperar a “tocar fondo”.
  • Evite mezclar con alcohol u otras drogas, y nunca conduzca ni realice actividades de riesgo.
  • No consuma solo y procure un entorno seguro; si alguien presenta disminución del nivel de conciencia, solicite ayuda médica.
  • Pida una evaluación de salud mental para detectar depresión, ansiedad u otros problemas que puedan estar detrás del consumo.
  • Si ya decidió iniciar tratamiento clínico con ketamina, comunique con honestidad cualquier uso previo o concurrente; esto no es para juzgar, sino para cuidar su seguridad.

Preguntas frecuentes

¿La ketamina clínica “engancha”?

En protocolos médicos y con número limitado de sesiones, el riesgo de desarrollar un patrón adictivo es bajo. El riesgo crece con uso frecuente, dosis altas y objetivo recreacional.

¿Por qué se insiste en combinar con psicoterapia?

Porque la ketamina abre una ventana de plasticidad de horas a días. La psicoterapia aprovecha ese período para consolidar aprendizajes y reducir recaídas.

¿Qué pasa si me fue bien y quiero “refuerzos”?

Se decide caso a caso. La meta es la menor frecuencia efectiva. Si los síntomas vuelven, se puede considerar un refuerzo o ajustar otros tratamientos, siempre con medición y seguridad.

¿La ketamina de la calle es “lo mismo” que la clínica?

Químicamente puede ser la misma molécula, pero no es lo mismo: cambia la pureza, la dosis, el entorno, la monitorización y el objetivo. Esas diferencias son las que marcan el perfil de riesgo.

Mensaje final

La ketamina puede ser una herramienta terapéutica valiosa cuando se usa con indicación médica, dosis conocidas, monitorización y plan de seguimiento. La mayoría de complicaciones serias reportadas ocurren en consumo recreacional con dosis altas y repetidas, a menudo en personas con uso problemático. Si tiene dudas o preocupaciones, hable con su equipo de salud; pedir orientación a tiempo es la mejor decisión para cuidar su seguridad y bienestar.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *